Un Gato, un Amigo

Un Gato, un Amigo

   Cada vez es más habitual tener una especie de alucinaciones mientras estoy sentado frente al computador, o mientras estoy comiendo: con el rabillo del ojo percibo una sombra llegar junto a mí. Cuando giro mi cabeza para confirmar, no hay nada allí. Seguramente ese “algo con bigotes” que tanto anhela ver mi cerebro se encuentra haciendo una de sus tantas siestas matutinas o vespertinas. Y es que su presencia es constante, y cuando no se encuentra conmigo, la extraño.

 

Los gatos salieron del “monte”, de su estado natural, para acercarse e incorporarse en nuestro hábitat en un proceso que pudo haber comenzado hace 17.000 años. Con la aparición de la agricultura en el desarrollo humano, nosotros, los Homo sapiens, pudimos generar excedentes de cereales que debían almacenarse, lo cual fue una gran oportunidad para la proliferación de especies de roedores, entre ellos los ratones caseros o Mus musculus, quienes llegaron para quedarse en nuestras casas, y aquí es cuando el gato hace su aparición oficial; ¿recuerdas a Tom y Jerry?

 

Desde ese entonces, el ser humano ha sentido afinidad por los gatos, especie que poco a poco se fue domesticando, o mejor, acostumbrando a nuestros estilos de vida, viviendo o sobreviviendo junto a nosotros. Lo que en principio comenzó como una interacción de mutualismo entre humanos y gatos, terminó en personas (incluido yo) “hablando” como gato, limpiando arenas, escogiendo el mejor alimento para ellos, festejando hasta el más mínimo movimiento, y hasta ronroneando esperando lograr abarcar más sus corazones.
 
A su vez, los gatos se han dispuesto a entablar lazos sociales con los humanos, las cuales deben ser mas del tipo “amistad” y no de subordinación; dicho de otra manera, para lograr la afinidad deseada, la relación debe darse entre iguales. Han expandido sus capacidades sociales hacia nosotros hasta el punto en que afectivamente nos pueden considerar sus amigos; título que te debes ganar con el cuidado y la transparencia en tus sentimientos querido lector, aunque una golosina puede ayudar.

 

Aunque gran parte de nuestras relaciones están cargadas de humanización, es verdad que nos mueven sentimientos profundos, y que ellos nos manifiestan su afecto, a su manera. Regresando al principio de la lectura, cuando vuelvo la mirada y encuentro a mi gata a unos metros simplemente esperándome, a veces con sus ojos fijos, y otras veces entreabiertos, tengo la certeza de que está allí por mí, brindándome su compañía, esperando a que pase el tiempo, juntos. 

 

Recuerda que el juego es la mejor manera de demostrar tu afecto a tu minino! Síguenos en Instagram y Facebook. Y recuerda, quiere más a tu gato!

 

The Cat Cave Team

Regresar al blog

Deja un comentario

Ten en cuenta que los comentarios deben aprobarse antes de que se publiquen.