Mi gatita sufrió mucho antes de llegar a mi casa; seguro que muchos de ustedes tendrán historias qué contar de sus afortunados gatos. El periodo de adaptación fue relativamente corto, pero, sin ser agresiva, pocos afectos mostraba. Sin embargo, cuando comenzaron a aflorar sus vínculos afectivos mediante comportamientos nuevos, me sorprendí y sobrecogí, y aún hoy, tres años después, sigo celebrando cada muestra de afecto.
Hace unos tres o cuatro meses, mientras dormía, sentí unas presiones alternadas en mi espalda. Eran fuertes y me llegaron al corazón cuando, en medio del estado de semi-conciencia, entendí que Vika me estaba amasando. Quise brincar de alegría, pero poco a poco me fundí en un reconfortante sueño.
Los gatitos hacen cosas como maullar, amasar, ronrronear y frotarse con el rostro contra nosotros o contra cosas, lo debes haber notado de sobra. Recién nacen, los mininos por instinto estimulan las mamas con un movimiento alternado entre las dos patas delanteras, empujando, abriendo sus dedos y garritas, y retrayéndolas. A esta acción también se le conoce como “pisar la lecha de la mamá”. Estos movimientos hacen que el calostro, y posteriormente la leche, fluyan por las glándulas de la madre. La actividad es continua durante el periodo de lactancia, hasta que finalmente, los gatitos deben optar por otras fuentes de alimento.
Amasar es una manifestación de confort y felicidad. Cuando pasan a ser adultos continúan haciéndolo, y debes estar atento por que es una manera de demostrar un vínculo afectivo con otros gatos, y otros animales incluyendo humanos, aunque también lo hacen también a solas cuando no se sienten del todo cómodos con la superficie en la que van a dormir.
Dedícale tiempo a tu gatito, juega con él, ayúdale a ejercitarse. El afecto y los masajes gatunos llegarán solos.
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Saludos!
The Cat Cave Team