Recién mi gato llegó a vivir en casa fue bastante difícil el que se adaptara a las dinámicas humanas. Literalmente me iba a enloquecer. Sus rutinas nocturnas incluían serenatas desgarradoras -espero que de amor-, saltos desde la cama al suelo utilizando mi estómago o pecho como trampolín; incursiones por la cama teniendo el sumo cuidado de pisar todo mi cuerpo; cacerías a lagartijas, mariposas, juguetes, y sombras; y carreras en las que era fundamental pasar sobre mi cabeza.
Fueron un par de meses un poco duros tanto para ella como para mí por que de alguna manera debíamos ceder para lograr una apacible convivencia en nuestro hogar. Apenas comencé a sentir que la situación me estaba afectando el sueño, la paciencia y el sueño, recurrí a una experta en comportamiento de gatos. Debí seguir sus instrucciones con juicio para obtener los resultados deseados.
Y digo que ambos tuvimos que ceder por que ella debio soportar mis desaires y regaños, y yo comprendí que había recibido en mi hogar a una especie diferente a la humana con todos sus hábitos. Así que el gato y el humano “hicieron equipo” para convivir.
En su medio natural, los gatos están más activos en las tardes, las noches y los amaneceres. ¿por qué? Por que hay mucha actividad animal, sobre todo al iniciar y finalizar el día. Es necesario que hagas un esfuerzo para dejar de pensar como humano, que de sus veinticuatro horas, duerme en promedio siete, mientras los gatos adultos duermen aproximadamente catorce horas.
¿Sabías que los gatos son seis veces más sensibles en su óptica que los humanos? La evolución ha permitido que sus sentidos sean muy agudos, haciendo un complemento excepcional. Nuestros gatitos domésticos aún tienen esas cualidades (casi súper poderes) adquiridas para sobrevivir en un medio silvestre.
Sus ojos son grandes y sensibles. A pesar de no poder ver en la obscuridad absoluta como muchos creen, un poco de luz es suficiente para ellos. Sus ojos poseen una membrana que complementa la función de la retina multiplicando su eficacia. También tienen una mayor cantidad de células sensitivas, que a la vez son más eficientes respecto a las nuestras. En conjunto, en presencia de un poco de luz, su visión va a ser seis veces mejor respecto a la humana. Sin embargo no te extrañes si aparentemente tu gato no logra identificar algunos objetos que le presentas de cerca. La realidad es que, a pesar de ser altamente sensible a la luz, su visión no es nítida como la nuestra, y no captan algunos colores. En compensación, sus otros sentidos son mucho más agudos que los nuestros. Sus oídos, su pelaje y bigotes, sus almohadillas, su nariz y boca están perfectamente alineados para que la caza sea muy efectiva.
Finalmente, mi gata se adaptó a mi régimen de sueño, y procura molestar lo menos posible, y cuando siento sonidos extraños en el transcurso de la noche, sé que es ella disfrutando de perseguir algún insecto incauto. Comprender las diferencias y aceptarlas alimenta el amor felino.