Si estás leyendo esta publicación y te quedas hasta el final, es por que haces parte de ese creciente grupo de personas que encuentran en los gatos una agradable compañía, una amistad, una familia, o un compañero de trabajo (como en nuestro caso), y sobre todo un fascinante ser que nos inquieta, que nos mueve la curiosidad por entenderlo, que nos invita a que leamos sus pensamientos.
Lo más probable es que te hayas sorprendido personificando a tu gato, intentando hablar como él, con una vocecita aguda quizás, en una sarta de preguntas, respuestas, mimos, elogios, y otras maneras de recrear una situación inteligible para nosotros, los humanos. Saliendo de contexto, pareciera que hubieras perdido la razón. Sin embargo esta “humanización” puede ser un intento por comprender el comportamiento de nuestros pequeños felinos.
Los Felis silvestris lybica, luego Felis Silvestris Catus, han permanecido entre nosotros, los humanos, desde hace aproximadamente 9.000 años, sirviendo primero como controladores de agentes no deseados en entornos domésticos y depósitos de alimentos, y luego como grandes compañeros de vida. Es un verdadero placer tenerlos entre nosotros.
Y es que los gatos nos fascinan! Su comportamiento nos puede sorprender, llenar de ternura, confundir, y volver a sorprender en cuestión de un par de minutos, y esto nos inquieta. Sin embargo, hay que ir más allá y atreverse a dar un paso, luego otro, y luego otro, impulsados por la curiosidad del científico, en búsqueda de respuestas que nos acerquen cada vez más al universo tan cercano y a la vez tan diferente de nuestros amiguitos.